En pleno debate sobre el aborto, Ángela Scholles, una humilde madre de Leandro N. Alem quiso dejar su testimonio al tener a su tercer hijo en medio de muchos inconvenientes, que hasta pudieron acabar con su propia vida.
A pesar de no contar con recursos económicos de ningún tipo, Ángela decidió seguir con su embarazo y según su propio testimonio “nunca se le pasó por la cabeza pensar en un aborto”.
Tener un tercer hijo era un riesgo, con bajo peso, complicaciones en el estado general de salud todo parecía imposible, pero la fe pudo más y pese a los concejos, decidió continuar adelante con lo que ella misma considera el milagro de la vida.
Mientras se debate la dicotomía de la marginalidad de la mujer entre salvar a una o dos vidas, es probable que solo aquellos que protagonizaron ese estado lo puedan discernir. Según el alegato abortista, las mujeres pobres no tienen posibilidad de abortar y terminan muchas veces en manos de profesionales inescrupulosos que lucran en cada caso y muchos de ellos no contando con lo requerido, de esta forma se perderían miles de vidas al año. Lamentablemente, se utilizaron estadísticas ficticias y sin datos reales que fueron variando según pasaban las semanas. En tal sentido, Ángela quiso hacer conocer su historia y por este motivo se contactó con Visitemos Misiones.
Luego de pasar por un embarazo muy complicado, con una cesárea de urgencia que no estaba planeada, las complicaciones comenzaron a sucederse con hechos inesperados en lo clínico, que hicieron que termine internada en terapia intensiva del Hospital Madariaga de la Ciudad de Posadas, luchando por su vida por más de 19 días.
“Llegué al Madariaga y después no me acuerdo mucho de lo que pasó, pero estaba en una situación muy difícil y en manos de Dios”, recuerda Ángela a este medio, agregando que; “Sabía que tenía que luchar por mi hija, Mía Milena, que tiene ya 5 meses, pero estaba trabajando de empleada doméstica, no tenía recursos, pero tenía muy en claro que era un regalo de Dios, sabiendo eso todo el resto estaría bien”, afirma.
El objetivo de esta madre luchadora, tiene como fin el de dejar un mensaje a aquellas que hoy piden por el aborto legal, recordando que la pobreza no es un impedimento y aclarando que en su caso, como tantos otros de nuestra provincia nunca pensó en abortar, asegurando que “no veo en ninguna de esas marchas de las de pañuelo verde a alguien humilde contando su historia, veo a chicas ricas que solo piensan en abortar y desconociendo lo que nos pasa a las que verdaderamente tenemos dificultades económicas”.
Por secuelas hoy casi irrecuperables, Ángela se encuentra en reposo absoluto, viviendo con su madre y tomando pedidos para tejer y poder hacer alguna diferencia para todo lo que necesita su bebé.