Por: Alejandra Haukalluk. En los últimos tiempos, la difusión de vídeos o imágenes íntimas con contenido sexual ha aumentado notablemente junto al aumento que se observa en el uso de redes sociales y servicios de mensajería instantánea.
Existen dos formas de difundir contenido íntimo de otra persona, ambas totalmente repudiables que consisten en:
Pornovenganza: es la que se da luego de rupturas amorosas o peleas, en la que alguna de las personas involucradas difunde de forma pública material íntimo sin consentimiento de la otra y con intención de dañar.
Sextorsión: se trata de cuando la persona es amenazada y debe dar dinero o hacer algo a cambio de que no difundan las imágenes íntimas.
Estas dos maneras de violar la privacidad de una persona tienen consecuencias legales, tanto para quien inicia la difusión del video o imagen, como para quienes continúan compartiendo dicho contenido en sus redes sociales o mensajería, es un delito que debe ser denunciado en la fiscalía que corresponda según el domicilio de la o el denunciante, la pena se aplica a quien difunda, publique, distribuya, facilite, ceda y/o entregue a terceros imágenes, grabaciones y/o filmaciones de carácter íntimo sin el consentimiento de la persona y a través de cualquier tipo de comunicación electrónica, de transmisión de datos, páginas web y/o a través de cualquier otro medio de comunicación.
Al momento de recibir las amenazas o de la divulgación de imágenes o videos íntimos, es importante que la víctima tenga presente cómo es que debe actuar y cómo proceder de manera legal, los pasos a seguir son los siguientes:
Guardar todas las pruebas que tenga: chats, correos electrónicos, capturas de pantalla y cualquier tipo de contenido que aporte información a los peritos informáticos para presentarlas en una fiscalía. Muchas veces, los casos de pornovenganza pueden terminar en sextorsión.
Pedir que bajen el video o foto de cada uno de los sitios donde se publicó: El artículo 16 de la ley 25.326 de Protección de Datos Personales establece que deben darlo de baja dentro de los 5 días hábiles a partir de la denuncia.
Siempre es importante tener en cuenta que ser víctima de pornovenganza o sextorsión no convierte a la persona en obscena o promiscua, muchas veces estos hechos se dan en la confianza de una pareja estable y salen al público luego de una ruptura.
Sin embargo, debemos tener presentes algunos tips para las tomas de imágenes íntimas, tales como:
Saber que cuando se viralizan imágenes en internet, aunque los sitios den de baja las publicaciones ofensivas, es imposible borrarlas de toda la red.
- Si se desea tomar imágenes en la intimidad, se debe tener siempre el consentimiento de la pareja.
- No compartir imágenes íntimas con personas que puedan difundirlas sin tu consentimiento.
- Las historias subidas a Instagram pueden capturarse y compartirse sin el consentimiento de quien las sube.
- Al filmar o sacar una foto, evitar que en las imágenes o videos se vea la cara o cualquier otro rasgo que permita identificar la identidad.
- Las imágenes que se envían por aplicaciones como Snapchat avisan cuando alguien realiza una captura. Sin embargo, se pueden capturar las imágenes de redes sociales o servicios de mensajería instantánea con otro celular.
La pornovenganza y la sextorsión, además de ser un delito, es un acto que deja profundas huellas en quien se convierte en víctima, ya que comienza a devaluar su autoconcepto ante la mirada de los demás que la ven como objetos sexuales, es importante que todas las personas que han sufrido pornovenganza o sextorsión cuenten con el apoyo de sus allegados y sobre todo tener presente que la culpa no es de la víctima, sino de quien decide divulgar contenido de la intimidad de otra persona, de quien divulga es toda la culpa y es quien debe recibir los castigos correspondientes, porque el problema no es tomarse fotos o videos en un contexto de confianza, sino que el error está en querer dañar a alguien distribuyendo material de su intimidad.
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