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Locales

La inmortalidad del alma necesita información

Reflexión especialmente dedicada a aquellos amigos y familiares de Malena y Jimena.

Cuando se menciona en lo genérico a una persona, suelen unirse dos vocablos: Ser Humano.

Van separadas, pero expresan un todo: el “ser” por algo va adelante. Es todo aquello no visible. Le llaman en distintos lugares y culturas, espíritu o alma. Lo humano es lo visible, lo que tiene forma, ya sea en un cuerpo de infante o de adulto. Incluso el nombre de una persona forma parte de lo humano, su profesión, su nacionalidad. Pero todo eso cambia, como la piel. Es perecedero. Finito.

La introducción a este artículo especial de Alem.News obedece a una profunda reflexión, a lo infinito de nuestras vidas. La localidad de Alem está dolorida. La familia de Malena es un poco de todos.  Y es bueno tener un recuerdo de qué pasa y de qué estamos hechos, más allá de lo que cada día nos muestra el espejo.

Por un lado, el tiempo de duelo debe existir en todos aquellos que conocieron a la joven. Su cuerpo ya no está. Pero… ¿el alma?

En estos momentos, es bueno hacer un repaso por lo que dicen absolutamente todas las religiones del árbol de la humanidad. El cristianismo sabe de un cielo. Sabe que el alma no muere y que en algún momento vuelve a descansar.

Hay pesar. Sí. Inevitablemente llega el momento del duelo, a la manera de cada uno. Debe ser así y por el tiempo que necesite cada uno.

Pero es momento de “ver” con el corazón espiritual. No somos la apariencia. Lo que somos es tan pequeño que ni el ojo físico puede captarlo. No somos el vestido (cuerpo) sino el brillo (alma) que nunca se apaga.  Energía divina, refinada, intangible.  Luz, luz, eternamente luz. Por eso, porque el concepto de eternidad existe, sólo hace falta informar para recordárselo.

Algunos le llaman ‘alma’, pasión o razón de ser: un poderoso sentido de ser, extraído de un manantial dentro de su mente y cuerpo que hace que cada nuevo día empiece con alegría.

Que ese poder espiritual sea la razón y la pasión que nos mueva cada nuevo día.

Por: Gabriel López para Alem.News

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