En un acto total de narcisismo puro, la que debería tener como función la unión de la juventud, recurrió a la justicia para tratar de “amedrentar” a los jóvenes.
El bien común como fin de la función pública quedó muy lejos de ser políticamente correcto para la directora de la juventud, Yamila Rosskopp, que luego del papelón de la estudiantina 2019, decidió recurrir a la justicia para de alguna forma frenar la ola de críticas por parte de los estudiantes que se sintieron afectados por la pésima organización y falta de criterio en la mayoría de las decisiones que ha tomado.
Por otro lado, se supo que el mismo intendente, Diego Horacio Sartori solicitó a Rosskopp que termine con este circo y que arregle de buena manera con los estudiantes y sus padres, conociendo con amplia experiencia que de ninguna manera esto es la solución.
La autocrítica ni las explicaciones han sido una cualidad de la “directora”, que ha esquivado incluso notas, ya que evidentemente tiene muchas cosas que no quiere que se sepan, en un clásico trastorno narcisista.
Vergüenza ajena:
Seguramente no es la primera vez que presentamos en nuestro medio algún caso atípico, en el cual un funcionario hace caso omiso de la función que se le ha asignado, pero seguramente, será la primera vez en nuestra localidad, que un hecho de estas características tenga que dirimirse en la justicia, como si no hubieran casos más importantes que velar por la buena imagen de alguien que evidencia una falta de capacidad del aprendizaje, no aprendiendo siquiera de sus propios errores, manteniendo patrones conductuales directos y repetitivos.
Mal que les pese a los estudiantes que lo padecieron, podemos decir que, gracias a Dios y a la democracia, todo tiene un ciclo en la política y con fecha de expiración, que este caso es el 9 de diciembre, cuando asuma el nuevo intendente de nuestra localidad y decida quién ocupará el cargo que ostenta actualmente Rosskopp.
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