A pocos kilómetros de la ciudad de Leandro N Alem, en Picada Naranjal, se encuentra una reliquia invaluable y con secretos de los jerarcas nazis, que habitaron la zona luego de la segunda guerra mundial.
Seguramente un piano de estas características valdría cientos de miles de dólares en una subasta. Por sus teclas de marfil auténticas sin restaurar, sus letras enmarcadas en trazos de oro y un mecanismo único para la época, pero este piano no vale por su coste actual del mercado, pero sí por los secretos mejor guardados de la historia de los jerarcas nazis que habitaron nuestra zona.
Ricardo Krause era un trabajador más de la tierra hacia 1945, pero así como su familia que escapara de la guerra desde Polonia, el lugar se fue poblando poco a poco y con vecinos que preparaban sus casas como bunkers y mantenían reuniones secretas a las que llegaban personas periódicamente de distintas localidades, con el objetivo de escuchar viejos discursos grabados de Adolf Hitler y preparar lo que llamaban “la vuelta”.
Ricardo no entendía bien por ese entonces que objetivo mantenía uno de sus vecinos, que siempre estaba muy bien custodiado como nos relata para Visitemos Misiones su hija, Margarita, que en ese entonces tenía solo 7 años de edad. Pero lo que si sabía y muy bien Krause era tocar el piano que anhelaba tanto y que le costara gran esfuerzo traerlo hasta Picada Naranjal. Por este motivo y por su acento neto alemán es que varias veces, lo invitaban a formar parte de estas reuniones y claro, tocar el piano.
“Él llegaba y nos comentaba que la gente se reunía y se saludaban con el ´HEIL HITLER´, luego se ponían a escuchar en la radio cosas de Hitler, pero nunca quería hablar más porque tenía cierto temor de decir algo o porque a lo mejor le prohibían contar, pero podía entrar, más que por tocar el piano, por nuestro apellido y por qué mi tío estuvo 4 años luego de la guerra en un SUBMARINO Alemán hasta que se animaron a salir y venir a esta zona con mucho miedo a lo cual nunca se pudo recuperar hasta su muerte” , resalta Margarita.
Si bien nadie de la familia o de la zona sabe de quien se trataba realmente, ya que se comenta que habían cambiado su apellido por un pedido del mismo Presidente Argentino, Juan Domingo Perón.
“Cambiaron su apellido cuando vinieron acá como hicieron todos, pero no podía entrar cualquiera a ese lugar, incluso gente que venía de la zona, hoy tiene en sus casas en el sótano una especie de canal de unos 70 metros y que estaba preparado creo por si venían a buscarlos como ha ocurrido pero nadie sabía nada porque los mataban en el medio del campo y luego los enterraban eso es lo que escuche porque yo era muy chica en esa época”.
Hoy en día, el piano que ocupa un salón de la vivienda familiar, también contenía la historia misma de todo el lugar, escrito por Ricardo entre los años 1945 y 1964, en manuscritos y tipografías que son celosamente guardados y que nadie podía verlos o tratar de traducirlos. Visitemos Misiones pudo verlos y fotografiarlos por primera vez en décadas y seguramente, gracias a esta historia y la ayuda de un traductor de Alemán gótico, muy pronto tenga novedades o nuevas historias que contar de los Nazis en Misiones.