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El negocio que nunca fue: el costado más ácido del citrus en Alem

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Por: [email protected]

Corría el año 2018 cuando con cierta sorpresa se anunciaba que la ex Cooperativa Tabacalera de Misiones (CTM) ahora Cooperativa Agroindustrial se “desprendía” del negocio del citrus por el cual habían logrado decenas de millones de inversión a través del Fondo Especial del Tabaco (FET) y construido modernas plantas de acopio, procesamiento y fabricación de jugos concentrados para darle el tan mentado valor agregado a las mandarinas y naranjas de diversas variedades que crecían en los campos de cientos de colonos de la provincia. Casi nadie lo notó, pero a la distancia se puede tomar ese hecho como el primer llamado de alerta que algo estaba sucediendo.

Por aquellos años se publicaban en los medios rimbombantes anuncios de elaboración de edulcorantes en base a la Stevia para ser utilizados en los jugos, que luego tendrían como destino una de las marcas de gaseosa más emblemática y grande del mundo (aunque no le guste a Cristiano Ronaldo) y marcaban los titulares y hasta el asombro de semejante “hazaña” empresarial.

En forma lenta el gran negocio empezó a  desnudar grande problemas en los colonos que veían poco rendimiento en sus plantaciones y las fueron tumbando y reemplazando por yerba mate, por ejemplo. Ya no se mencionaba casi a la emblemática marca de refrescos cola (segundo llamado de atención).

A estas alturas del texto muchos habrán inferido que estamos frente a una radiografía de la Cooperativa Citrícola Agroindustrial de Misiones (CCAM) que desde 2018 se separó de la ex CTM bajo pretextos tales como decir que para ingresar la fruta y los jugos al mercado mundial no podría la misma estar “pegada” en su ciclo de elaboración a una producto nocivo como el tabaco. Parecería ser que ese sólo fue un buen argumento “para el público”.

De la gran estructura que contenía a miles de productores solamente un centenar estaría entregando sus frutas a la CCAM entre los meses de enero y marzo aunque varios de ellos reconocen que “no nos queda otro remedio, no podemos salir a vender por nuestra cuenta” sostienen en voz baja, por ese costado de sumisión a la que está acostumbrada la gente de trabajo y de la que se aprovechan muchos para conseguir sus espurios intereses. No serían as que una veintena los socios reales y activos de la misma, por lo que si dividimos los cientos de millones de pesos que invirtió el Estado por la cantidad de socios cada uno hubiera recibido millones y conociendo a nuestros colonos (los verdaderos, los del laburo y esfuerzo) tendrían chacras produciendo, hubieran generado decenas de puestos de trabajo y garantizado el crecimiento de todo su entorno, pero bueno…

La realidad es que según datos que obtuvimos es que la CCAM les debe al menos tres meses de sueldo a la mayoría de los más de 200 empleados, la planta está paralizada y solamente vende algunas frutas frescas que logra comprar en Misiones o importar de Brasil, totalizando entre ambas una facturación cercana a los 50 millones de pesos anuales, que parecería un buen número si no tuviéramos que decir que ni siquiera alcanza para pagar un porcentaje de los grandes costos fijos de la planta ubicada a la vera de la ruta nacional 14, en Alem.

El enojo y desazón de los empleados es apaciguado por sus directivos con la promesa de que en caso de cierre los mismos pasarían a ser nuevamente empleados de la CTM, cosa que de ninguna manera pasaría.

El desguace de la empresa estaría en marcha con operaciones de venta de maquinaras agrícolas, vehículos utilitarios, tanques y según una inobjetable fuente interna todo estaría siendo “comprado” por un empresario misionero que apuesta a instalar una moderna planta similar a la de Alem en la zona de Mocoretá, provincia de Corrientes, donde el mismo posee grandes  extensiones de tierra con plantaciones de cítricos. Si a este dato le sumamos que la CCAM hace ya un tiempo compra cientos de toneladas de naranjas y mandarinas de Entre Rios y que con la venta de las mismas factura más del doble que con sus otras “apuestas” de venta que mencionaba en el párrafo anterior, “la película” se empieza a ver completa, pero lamentablemente para los empleados, productores y la propia gente de Alem y la provincia de la tierra colorada el género no es comedia ni ciencia ficción, es absolutamente de terror.

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