El terrible hecho se registró en Leandro N Alem, donde un padre al fallecer su esposa decidió entregar a otras familias a sus 2 hijos por no poder mantenerlos.
“Me había enterado que en el Barrio 20 de junio un padre estaba dando a sus hijos porque no podía mantenerlos y me fui a ver si podía ayudar, aunque yo también soy pobre, no me sobra nada pero quería hacer algo”, comienza su duro relato a Visitemos Misiones Miguel Burg, un albañil de escasos recursos que actualmente mantiene la tutela de uno de ellos.
Luego de escuchar de boca de otros vecinos lo que sucedía, Burg se dirigió al domicilio del desesperado padre y se encontró con una dura realidad. Descalzo y sin abrigos en una noche de frío, había visto por primera vez casi acurrucado al niño que hoy resguarda con tanto amor.
“Lo vi con el frío que hacia ese día, sin alguna zapatilla, todo embarrado y con una remerita y el padre solo pudo decirme cuando le pregunté que no podía tener a sus hijos, porque no sabía cómo mantenerlos y que me lo lleve si quería, casi como regalando a un cachorrito, dándome una bolsita chica con una prenda de ropa que es lo único que tenía”, comenta Miguel y agrega que “cuando llegamos a mi casa tenía mucha hambre y se puso a comer de todo, no nos hablaba y ante la sorpresa de mi familia, que no sabía lo que pasaba. Es un poco rebelde todavía, pero yo sé que ya nos quiere mucho”.
Al pasar de los días y pensando en el bienestar del niño, Burg decide acercarse al juzgado de familia local a relatar lo sucedido solicitando que al menos todo quede registrado y asegurando de que a pesar de tener 5 hijos propios, la comida y el amor en su casa no faltaría, a lo que la justicia decidiera aceptar al menos en forma momentánea.
“Dónde comen 5 comen 6 y hasta ahora con ayuda de vecinos o buscando más changas de las que podía hacer lo estoy llevando bien, pero lo importante no es la plata”, sostuvo.
La crisis por la que atraviesan actualmente muchos sectores en nuestra provincia, reflejados por la fuerte caída del empleo a nivel nacional son datos preocupantes, pero lo son mucho más cuando uno pone rostro a este abandono social, donde lejos del casco céntrico de las principales ciudades de cada uno de nuestros municipios, la discusión ya no se basa en que servicio podemos dar de baja para mantenernos o llegar a fin de mes, se basa en que si se tendrá para comer mañana o durante la semana.
Nuevamente, un duro ejemplo de amor como el de Burg nos hace recordar que podemos evadirla o escaparnos de algún modo por cierto tiempo, pero tarde o temprano, la realidad nos alcanza.