El grupo que apuesta a lograr presentar y que se pruebe el proyecto a nivel provincial. El mismo, es encabezado por el excandidato a concejal Fernando Roberto Neris.
“Recorreremos la provincia y esperamos juntar la mayor cantidad de firmas para que nuestro proyecto sea tenido en cuenta y no tener que seguir viendo como denigran a los más humildes en las elecciones, como ha pasado el domingo en cada una de las localidades de la provincia”, asegura el excandidato a concejal de nuestra localidad e impulsor de este proyecto.
Por otro lado, Neris asegura que es una necesidad para que todos los candidatos tengan las mismas posibilidades y que los sufragantes puedan elegir conscientemente y no influenciados por un premio en dinero o promesas de trabajo entre otros. “Nos pasó a nosotros mismos en estas elecciones, donde es imposible competir contra el poder del dinero y la mentira”, afirma.
A partir de la próxima semana, Neris y un grupo de vecinos, conformados por profesionales, docentes y jóvenes militantes de distintos colores políticos, comenzarán a recorrer localidades de nuestra provincia, a fin de sumar apoyo y firmas para poder seguir trabajando en lo que consideran es prioritario para que sea posible durante los próximos comicios provinciales en 4 años.
A nivel nacional, un proyecto el cual tomaron como ejemplo de lo que se pretende en nuestra provincia, establece penas de uno a tres años de prisión e inhabilitación de seis meses a diez años para elegir y ser elegido en cargos públicos nacionales para los funcionarios estatales que destinen fondos públicos a apoyar o perjudicar a un candidato, que coaccionen o amenacen a empleados para que participen en actos de campaña y que condicionen la prestación de servicios a su cargo a la adhesión política. Se pretende implementar, además, severas sanciones a la manipulación electoral, con sanciones incluso de prisión de seis meses a tres años e inhabilitación especial a cualquier ciudadano o dirigente político que ofrezca beneficios económicos a cambio de la participación en una actividad de campaña o de votar de una manera determinada, tal y como se solicitara un año atrás.
“Estamos lejos de llamar democracia a lo que ocurre, especialmente en nuestra provincia que no podemos seguir permitiendo que se juegue con las necesidades de la gente, ilusionarlos con mentiras, algo de dinero y mercaderías los días de votación y después olvidarlos a su suerte fingiendo que no existen”, concluye.
Sobre el clientelismo político:
La distribución de bolsas de comida, colchones, lavarropas, planes sociales y empleo público es una antigua, pero no por ello menos efectiva, forma de comprar apoyo electoral; esta distribución de favores a cambio de votos se define como «clientelismo» o uso de estrategias clientelares. Pagar a votantes a cambio de su apoyo político es algo que tiene sentido durante las elecciones, cuando los beneficios se trasladan –si los cálculos no fallan– a votos para el partido, pero también se observa el uso de clientelismo político en eventos partidarios que tienen lugar antes, durante y después de las elecciones. De hecho, en los actos políticos se llevan a cabo las mismas prácticas que se utilizan el día de la elección (como proveer de transporte, comida y bolsas con productos a los votantes). Si bien el intercambio de favores por votos tiene sentido durante las elecciones, cuando la compra de participación se traduce en compra de votos, ¿por qué pagar por una asistencia a actos políticos que no se traduce necesariamente en adhesión electoral? ¿Por qué los candidatos políticos gastan tiempo y recursos en movilizar a los votantes para que participen en actos políticos, cuando intuitivamente parece correcto asumir que les convendría guardar esos recursos para repartirlos justo antes de los comicios?.
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