En abril del 2007, Waldemar Wolenberg (en aquel entonces Intendente), tenía que dar explicaciones al deliberante local por acusaciones de irregularidades económicas y financieras en su gestión, pero todo terminó en escándalo.
Maniobras poco claras y facturas en compras irregulares habían desatado la duda de los ediles que no salían de su asombro de los manejos o desmanejos con respecto a la asignación de recursos dentro de la municipalidad. Los primeros reclamos habían llegado por pedido del concejal de la Unión Cívica Radical, Aníbal Goichik, y del presidente del bloque de concejales del Partido Justicialista (PJ), Aníbal Gorocito. Para los que pudieron estar presente aquella noche, todo parecía que terminaría como se esperaba, con las explicaciones del alcalde local, pero ante los requerimientos y consultas, Wollemberg se negó a contestar aludiendo a que lo presentaría por escrito “oportunamente”.
La falta de respuestas ante los planteos de los concejales, dieron cruces entre Goichik, Gorocito y el mismo Wollemberg, que incluso levantó en varias oportunidades la voz para increpar a los que solicitaban la información.
Dato curioso:
Los cuestionamientos de los concejales habían comenzado en el mes de diciembre del año anterior e iban desde compras de repuestos para camionetas 4 x 4 Toyota, (sin que la municipalidad tuviera alguna), compras de terrenos a sobreprecio y pagos a terceros sin que se pueda comprobar la tarea realizada. Todo siempre se mantuvo sin respuesta, esto motivó a un llamado de los concejales al alcalde. Pero el dato no menor, había sido la respuesta del secretario de Hacienda Marcelo Ruzak, sobrino de Wolenberg, que reconoció que se habían gastado más allá de las partidas presupuestarias incurriendo en un delito.
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